Ángel Durán nació en una pequeña localidad del interior, como el menor de tres hermanos, con una significativa diferencia de edad. Esta circunstancia lo llevó a refugiarse desde temprana edad en su imaginación, creando mundos paralelos que alimentaban su curiosidad por el mundo y la diversidad humana. La necesidad de explorar y entender el mundo a su alrededor fue lo que lo impulsó a buscar, de alguna manera, su lugar en él.
El primer gran giro de su vida ocurrió cuando se mudó a Barcelona para estudiar Arte y Diseño. Fue en la ciudad condal donde, casi por casualidad, descubrió la danza contemporánea al ver una versión de Madame Butterfly. Hasta ese momento, su foco había estado centrado en el deporte, sin tener ninguna conexión con el mundo de la expresión corporal. Sin embargo, la conexión entre movimiento y teatralidad lo cautivó. Comenzó a tomar clases de danza, costeadas con los varios trabajos de los fines de semana y festivos. Lo que comenzó como una curiosidad pronto se transformó en una pasión.
La disciplina y la dedicación de Durán lo llevaron a superar las exigentes audiciones para ingresar en SEAD, una prestigiosa escuela internacional en Salzburgo, Austria. Así que en 2012, tras presentar su proyecto final de carrera en Barcelona, volaba dos días después a Austria para comenzar su formación profesional en danza contemporánea.
Después de cuatro intensos años, se graduó como intérprete y comenzó su carrera profesional como freelancer, llevándolo a actuar en prestigiosos escenarios de Bélgica, Alemania, República Checa y otros países de Europa. Trabajó con compañías como Anton Lachky Company, Milla Koistinen, Stephan Herwigh y DOT504, además de impartir talleres y clases en Europa y América. Simultáneamente, su inquietud por la interpretación lo llevó a formarse como actor, con estudios en Barcelona y Madrid.
Sin embargo, el 2020 marcó un cambio decisivo. La pandemia detuvo todas las producciones en las que colaboraba, hecho que lo llevó a regresar a su pueblo. Allí, en un contexto radicalmente diferente a la dinámica laboral y de vida llevada hasta entonces y en medio de la incertidumbre, replanteó su futuro artístico y encontró el impulso necesario para lanzarse a una nueva etapa como creador. Lo que para muchos habría sido un final, para Ángel Durán fue el inicio de una profunda transformación profesional.
En los años siguientes el esfuerzo y la perseverancia dieron frutos presentando producciones cada vez más ambiciosas acompañadas de reconocimientos internacionales como el Primer Premio en el Festival Internacional de Solos de Stuttgart (Alemania), el Premio en el Certamen Sólodos en Danza (España), el Premio de Obra Internacional del Festival Quartiers Danses (Montreal, Canadá) o una mención especial en el CORTOINDANZA (Cagliari, Italia).
Recientemente ha sido galardonado con el Premio MAX y el premio Butaca, con su pieza COWARDS, una reflexión sobre la construcción de la identidad masculina y la fragilidad de sus pilares.
Más allá de su faceta como creador, Durán mantiene un compromiso con el arte como herramienta de transformación social. A parte de impartir talleres comunitarios, colabora con la ONG Gambeta, cuyo objetivo es brindar oportunidades de crecimiento personal y profesional a niños y niñas en riesgo de exclusión social en Colombia y España, a través del deporte y la educación.
Hoy en día, Ángel Durán sigue enfrentando nuevos retos con la misma pasión y curiosidad de siempre. Expande sus horizontes más allá de la danza, explorando la interpretación actoral y emprendiendo proyectos cada vez más ambiciosos.